viernes, 19 de julio de 2013

Uno de tantos aprendizajes.


Algo que ocurrió una vez no hace mucho, fue que vi como se quebró en millones de pedazos aquella estatua que tan perfecta parecía ser, me arrodillé, suspiré. Entre lágrimas y negación traté de reconstruirla, por medio de acciones, gestos y un: "mira! puedo formar otra estatua aquí mismo", en donde la persistencia aparentaba ser el camino a la felicidad. Pero la verdad es, que el pasado es irreparable y los errores como lanzas clavadas en el corazón. por lo que entendí que... lo más maravilloso es poder levantarse, limpiar de las rodillas el polvo, secar las lágrimas y buscar nuevo material para construir obras de arte mejores y más fuertes. Allí habrán nuevas oportunidades y nuevas esperanzas; frutos sanos y saludables para alimentar el alma.

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