Viaje VI

Aplacando la rigidez,

acortando las distancias,

se acercó a su ventana;

estructura añeja y descuidada

que no tenía deseos de

intentarlo una vez más.

Acercándose lentamente,

movido por la

ternura e inocencia,

rompió el silencio

y el adiós de otros,
llenos de indiferencia
y falta de amor.

Tan sólo impuso su mirada,

y retó a ese corazón sellado,

caminar hacia una nueva esperanza,

aún sin nadie notar

esas verdes hojas cubiertas por
 suspiros en secreto, que habían marcado

todo el ambiente.

Apelando al dominio propio.

Tengo de testigo el camino,

la voluntad y el deseo

de cambiar el pensamiento;

tengo de testigo la pasión

para algunos casos que

dicen no tener solución.

Tengo de apoyo la cordura,

la consciencia y la razón,

para que apelen a la realidad

y demuestren que las

oportunidades sobre abundan.

Por lo que puedo afirmar,

y dejar grabado sobre

roca que trasciende,

que la posibilidad de cambiar

está al alcance de un “sí puedo”.

Y luego, cuando las emociones

ante turbulencias titubeen

negando tal realidad,

serán abordadas por la fuerza

que sostiene la paciencia;

serenidad que viene de lo alto.