viernes, 19 de julio de 2013

Uno de tantos aprendizajes.


Algo que ocurrió una vez no hace mucho, fue que vi como se quebró en millones de pedazos aquella estatua que tan perfecta parecía ser, me arrodillé, suspiré. Entre lágrimas y negación traté de reconstruirla, por medio de acciones, gestos y un: "mira! puedo formar otra estatua aquí mismo", en donde la persistencia aparentaba ser el camino a la felicidad. Pero la verdad es, que el pasado es irreparable y los errores como lanzas clavadas en el corazón. por lo que entendí que... lo más maravilloso es poder levantarse, limpiar de las rodillas el polvo, secar las lágrimas y buscar nuevo material para construir obras de arte mejores y más fuertes. Allí habrán nuevas oportunidades y nuevas esperanzas; frutos sanos y saludables para alimentar el alma.

miércoles, 10 de julio de 2013

Una declaración improvisada

Como podría un alma amante de las letras decirle a su mano que no vuelva a narrar con letras decoradas aquello que avivó su ser con las más variadas vivencias; hasta las más simples fueron mencionadas y adornadas con metáforas que salvaguardan su integridad momentáneamente.

Sé que hubo estaciones de tristeza y melancolía que aludían a incansables llantos, los cuales nacían por un simple hecho: una mente perturbada que no sabía como vivir.

Sé que desaparecieron evidencias de la tan halagada inocencia, una que se pavoneaba en su ser y resplandecía al mostrar su sonrisa y luego al haberla casi perdido el Ser valiente la rescató para darle una segunda oportunidad.

Sé eso y mucho más, pero luego de tantos viajes, de idas y regresos. De una existencia de relevo con misterioso proceder, ahora solo queda una frase que decir, aunque quisiera extender mi historia a todos los rincones de mensajes guardados y archivados, solamente esto diré:

No puedo impedirle a esa voz interna el cantar a emociones que emergen como flores del campo, pero por más que intente ser como antes, un remolino de cambios le han renovado y con sutil fuerza, enraizado esos sueños de amor, un incansable deseo por trascender; vivir con una frente en alto al tiempo mismo que mira el cielo y avanza como si su destino estuviese muy cerca.