jueves, 20 de febrero de 2014

La dama de ojos pequeños



Un rayo de sol,
reflejado es por su ventana,
iluminando su habitación,
en donde duerme serenamente;
La dama de ojos pequeños.

Descubre su despertar,
y al instante
ligeramente agotada,
ligeramente descansada,
mira un nuevo amanecer.

Con su cuerpo lento por lo años,
se esfuerza al levantarse,
para nada deprisa,
pues nada la agobia;
se sienta sobre su cama.

Eleva una oración al cielo,
y se alegra por su milagro diario,
¡Cuán hermosa es la vida!

Y luego mira por su ventana:
La dama de ojos pequeños.

Con su cuerpo desvelado,
Por dolores infames, desconsiderados,
Se esfuerza por levantarse,
pero esta vez,
para emprender su labor,
sencilla, pero valiosa.

Da breves pasos,
Caminando hacia la puerta,
sale con una meta, a veces terca,
pero al final,
con gran recompensa;
la satisfacción por la excelencia.

Sus fuerzas ya no dan,
su piernas, atareadas,
exigen respirar,
y sus músculos
ya no quieren continuar.

Pero su alma,
se mantiene intacta,
de digna luchadora,
llena de fe,
y reflejando siempre
una bella sonrisa,

Dando gracias en todo,
su dolor es soportable,
y su fortaleza admirable,
por la gran sabiduría,
que su interior aguarda:
La dama de ojos pequeños



(Dedicado a Tita el 
20-2-2008 en su último cumpleaños) 

domingo, 2 de febrero de 2014

La zorra y el caminante



Leyendo un poco frases sobre personajes que resuelven situaciones y a uno de mis autores favoritos que narra verdades a través de cuentos, surgió en una noche tranquila, la siguiente historia:

Un día, de esos en esa época del año donde no se sabe si será un día soleado, o todo lo contrario, le dijo la zorra a su fiel amigo, un pequeño zorro,-¿Sabes? - si tan solo estuviese segura que el viento no actuará en contra de mis planes,dejaría de colocar pequeñas evidencias que muestran el rastro que quiero el caminante note, pero simplemente no podemos suponer que el tiempo nos de su lado amable, sería atentar con nuestra capacidad para razonar, y nos podríamos llevar una sorpresa, cosa que no conviene en este momento, el bosque no es un lugar tan seguro hablando de manera general.

Entonces el pequeño zorro confundido preguntó: pero.. ¿por qué no dejas de una vez por todas de regarlas?, indudablemente él llegará, este camino es casi una línea recta, y aún más, -con tono algo molesto-¿ por qué te interesa tanto ese humano?, todos ellos solo buscan hacernos daño, él no es diferente a todos los demás.-

Con mirada cansada ella dijo: -Porque llega un punto del camino, en donde ya el rastro podría borrarse, aparte que la constancia en lo improbable puede resultar desgastante y yo ya no quiero invertir mis fuerzas en eso. Además, cabe decir que los hechos me han indicado lo contrario, que tal si este me puede acompañar e incluso ayudar y proteger. Nos sería de gran beneficio.-

-¡Pero ya estas comenzando a suponer!, me parece que se contradicen tus palabras.- dijo su fiel amigo.- si no estas segura que el tiempo va a estar a tu favor, entonces no dejes de regar las evidencias por el camino, hasta el momento es lo único certero que tienes, y sé que entre más le muestres, más se dará cuenta que allí debe andar, al fin y al cabo el camino es casi recto, estés cansada o no, no creo que desistas en tu misión por ver si tu hipótesis se cumple.

-Creo amigo mío, que esta vez, estás en lo cierto.

Y entonces ambos, luego de esa conversación, se levantaron y siguieron en la labor que ella se había empeñado en cumplir y él por su fidelidad que le caracterizaba le sugería frutos que según su percepción le servirían para ir colocando a lo largo del camino.

Resulto que aquel caminante, al ver todos los frutos regados por el camino comenzó a cuestionarse de aquello y temió que fuese una trampa de algún bandido, por lo que luego de haber avanzado bastante se devolvió rápidamente. Lo que no sabía era que al haberse devuelto, se iba a encontrar a aquella persistente criatura observándole fijamente y moviendo su cola como si pudiera sonreír, justo en el centro de dicho camino. Aquel hombre, sintió de pronto un viento muy tranquilo, miró hacia arriba y admiró un hermoso cielo y cuando bajó su mirada sin dudarlo le devolvió la sonrisa llevándosela consigo en dirección opuesta. 

Y si se preguntan que ocurrió con el pequeño zorro, él pues...prefirió admirar todo desde una rama no muy alta del árbol más cercano, y los vio alejarse hasta que el viento apacible bajo un tiempo a favor de todos les borró el rastro.