viernes, 8 de mayo de 2015

Viaje VIII


Escuché susurrar las voces de hojas asustadas, 
una vez alzada su vista
 a la llegada del otoño,
y supieron que era tiempo de partir.

Supieron que era el momento 
en que sus verdes colores
se desvanecieran, siendo
solamente un recuerdo.

Supieron que su ciclo marcaba
un cambio, una despedida
y quizás un llanto; 
el tiempo en  que debían desprenderse 
de su árbol.

Me acerqué y solo pude
cerrar mis ojos, sólo percibí el
sollozar de su alma en duelo.
Ellas sabían que llegaría ese día;
en que sus vidas se separarían
finalmente.

Entonces, me acerqué lo más que pude,
y procuré consolarles lentamente, aunque sabía
en lo más profundo de mi ser,
que ese adiós, solo sería curado
una vez que de nuevo nacieren; 
en la oportunidad de comenzar de nuevo.

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