Te recordé por un instante,
como en aquellos años
de simpleza inagotable
te recordé y eras justamente el mismo.
Te volví a observar detenidamente
como en esas noches de desvelo
cuando me preguntaba
largas cuestiones raídas
en el tiempo y en el crecer.
Te volví a observar y seguías siendo el mismo.
Recuerdo como te cantaba aún
sin conocer el estruendo y silencio
de tus emociones, de tu amar .
Recuerdo todo ello, y siento
como si el tiempo estuviese encapsulado.
Todo ello, pasó aun sin ser,
aún sin rendirme con la espera,
de una epifanía tan pura;
como la cándida esencia
que alguna vez dibujó con sus
ojos cerrados, la ilusión de recibirte
cuando tocaras a mi puerta.
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