Enséñame a volver a la ilusión
a cultivar como flores mis pasiones.
Enséñame a desear vivir situaciones,
eventos que de tiempo en tiempo, aparecen.
Acompáñame a meditar por un instante,
quizás de día o en el silencio de la noche,
en aquel viejo libro bordado con dudas
que aún vive como la hierba bajo escombros.
Y tal vez, con lento esfuerzo
pueda contener el sentimiento
que ameniza mi alma
cuando recuerdo lo incierto de mi porvenir.
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