Afirma tu mirada a la mía,
no tengas miedo, yo tampoco lo tendré,
camina sin dudar que puedes
ser tu mismo;
yo tampoco dudaré.
Acércate,
puedes entrar
gustoso a mi morada,
toma asiento, pues
pronto estaré lista.
Y luego de ello,
con sonrisa chispeante,
con expresión brillante,
volaremos por lo desconocido,
en donde lo inesperado nos motiva,
y la saciedad de lo correcto es nuestra guía.
Toma mi mano y sujétala fuerte,
emprendamos juntos el viaje
que quizás tus sueños, y quizás los míos,
desearon desde siempre
en lo más profundo de
su impetuoso ser.
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