martes, 27 de agosto de 2013

La ilusión del Sauce



Hubo una vez un sauce que le enseñaron a no caer en la tentación de llamar al infortunio parte de su suerte o mejor dicho- para que no se malinterprete-: de su bienestar en general. Sin embargo aquel árbol supo-y anticipó- que aquella estrella fugaz la cual había atravesado aquella noche tan maravillosa y de un gran potencial, sería en realidad la última, y luego desaparecería a como el viento con cierto ímpetu eleva las hojas del suelo y las carga en un remolino, para luego dejarla botadas en otro lugar sin explicación alguna.

Resignado, el triste sauce decidió no estarlo más, sino que observó los seres nobles y amados que estaban junto a él. Estrellas hermosas y el ambiente confortable de su alrededor lleno de música y variedad, pero esta vez, sin la magia de esa ilusión que encendieron sus ojos de manera inesperada.

Pero, por la sabiduría que recorre su corteza, aprendió que las estrellas fugaces son solo eso, ilusiones pasajeras que inspiran a soñar para no morir en la monotonía de la poca o nula esperanza. Y recordó que en lugar de ellas, aquel amoroso Agricultor que le había ayudado a crecer y cuidado con todos los cuidados necesarios, le daría algo mejor que un deseo o una magia: Le enseñaría a ser feliz, en donde pronto y por primera vez, el árbol soñador, daría sus primeros frutos.

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