No te escribo a tí, sino al recuerdo de lo que de tu boca salió para encender mi pasión, el alma de artista que dese mis inicios se formó aun sin saberlo. No escribo de ti, sino de tu nombre que los límites de los físico no pudieron borrar, sino que cambiaron por gaviotas sobre la mar. Me creerás persistente, mas no lo soy, solo soy fiel a mis sentimientos, esos que se disparan como balas a gran velocidad pues no saben imitar ahora una simple felicidad, tan simple y de efímera textura. Gracias, tan solo gracias, pues trasciendo con el hecho de cerrar mis ojos, y sueño, le sueño, que algún día mis memorias se materialicen en nueva esencia para que entonces pueda escribirle a esta, y no al recuerdo.